lunes, 21 de febrero de 2011

El príncipe rana

Había una vez una princesa que le gustaba jugar con su pelota de oro.
Cuando hacía calor le gustaba sentarse junto al viejo pozo del bosque y lanzar la pelota al aire.
Un día, la pelota, se le resbaló de los dedos y cayó al pozo. Era muy hondo, y la princesa no podía ver el fondo.
-¡Oh qué tristeza! ¡Nunca la podré sacar! Y empezó a llorar..
De repente, oyó una voz que le decía:
-¿Qué sucede, Princesa?
Ella se giró en dirección a la voz y vio una ranita que asomaba la cabeza fuera del agua.
-Ah, sólo eres una rana-dijo-. Pero ya que me preguntas estoy triste porque mi pelota d eoro cayó al pozo
-Yo podría sacarla-dijo la rana-. ¿Pero que me darías a cambio?
-Lo que desees. ¿Quieres mi perlas... o talvez prefieres mi corona d eoro?
La rana le contestó:
-¿Qué hariía yo con una corona? Sacaré la pelota si me prometes que serás mi amiga, que me invitarás a cenar y que podré dormir en tu casa.
-De acuerdo- respondió la princesa pensando que la rana sólo hablaba de tonterías.
La rana se sumergió hasta lo más hondo del pozo y pronto regresó con la pelota de oro en la boca.
En cuanto dejó la pelota, ene el suelo, a los pies de la princesa, ella la tomó y salió corriendo de regreso al castillo, sin siquiera darle las gracias.
-¡Espera, no puedo ir tan rápido! -gritó la rana. Pero, la princesa no le hizo caso.
La princesa había olvidado todo lo relacionado con la rana, cuando un día mientras cenaba, oyó que alguien subía por las escaleras de mármol del castillo haciendo plish-plash.
Luego oyó una voz que gritaba:
-¡Princesa, ¡ábreme la puerta !
La princesa, curiosa, fue a abrirla, pero cuando vio a  la rana cerró la puerta de un golpe.
El rey se dio cuenta que algo extraño sucedía y preguntó:
-¿Vino a buscarte un ogro?
-Oh no, papá. Sólo es una rana -le contestó.
-Y¿Y que tiene que ver contigo? -preguntó el rey.
L aprincesa estaba explicando a su padre lo que había sucedido en el pozo, cuando oyeron tocar otra vez a la puerta.
-Princesa, ¡déjame entrar! -rogaba la rana-. ¿Ya se te olvidó lo que me prometiste?
-Si prometiste algo, hija, debes cumplir tu plaabra.
Deja pasar a la rana -ordenó el rey.
La princesa, muy a disgusto, abrió la puerta. La rana entró. La siguió a la mesa y le dijo:
-Levántame y colócame junto a ti.
-No seas ridícula -contestó la princesa.
Pero su padre la miró con sveridad, y ella tuvo que obedecer.
Como la silla no era suficientemente alta, la rana le pidió que la pusiera sobre la mesa. Una vez allí, dijo a la princesa:
-Acércame tu plato de oro para que pueda compartir tu cena.
La princesa le arrimó su plato para que comiera. Ella, por supuesto, no pudo seguir disfrutando de su cena.
Una vez que la rana acabó de comer, dijo:
-Estoy cansada. Llévame a dormir a tu habitación.
La sola idea de compartir su cuarto con una rana le molestó tanto que rompió a llorar. Pero el rey le dijo:
-No puedes comportarte así con alguien que te ayudó cuando tenías problemas.
Con desagrado, la princesa levantó la rana con la punta de los dedos y se fue a su cuarto. Al llegar, la colocó en el lugar más alejado posible de su cama.
Pero muy pronto oyó que la rana se acercaba a ella y le decía:
-Estoy muy cansada, quisiera dormir en la cama. Súbeme o se lo contaré a tu padre.
Así que la princesa aceptó y la acomodó sobre una mullida almohada.
Pero al acostarse de nuevo, oyó que la rana lloraba en silencio.
-Y ahora, ¿qué te pasa? -le preguntó.
-Todo lo que yo quería era tener una amiga -conestó la rana-.Pero veo que eso no será posible. Así que regresaré al pozo.
Al oír esto, la princesa se sintió muy conmovida.
Se sentó en la orilla de la cama y con toda sinceridad le dijo:
-De acuerdo, seré tu amiga-. Tomó a la rana en su mano y la besó tiernamente.
En ese instante la rana se transformó en un apuesto príncipe. La princesa lo miraba muda de asombro.
Como era de esperarse, el príncipe y la princesa se convirtierion en muy buenos amiogos.
Y unos años más tarde se casaron y vivieron felices para SIEMPRE.


FIN


con especial dedicación.. 13!

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